Miedos

Un día me dijeron que cuerpo solo hay uno y que había que quererlo, con todas y cada una de sus imperfecciones. 

Un día me dijeron que cada cicatriz, cada curva, cada línea que dibuja la piel es un reflejo de la vida, de las historias que se han acumulado.

Un día me dijeron que debíamos aprender a ver en nuestro cuerpo no solo la carne y los huesos, sino el templo que lo sostiene, la única morada que me acompañará hasta el último de mis días.

Un día me dijeron que el camino de la aceptación era el más importante. 

Pero lo que jamás me habían dicho era cómo enfrentar el miedo a no encajar en los moldes que el mundo interpone, miedo a no ser suficiente, miedo a no ser perfecta. 

Porque el verdadero coraje no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de seguir adelante a pesar de él.

Y en ese proceso, lentamente, el miedo empieza a desvanecerse, dejando espacio para algo más grande, más profundo, más verdadero: la aceptación, la paz, el amor por uno mismo.

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios