Y después de todo, siempre llega septiembre. Es la suave transición entre el calor infernal del verano y la calma serena del otoño. Es el mes de volver a empezar. Es el mes que nos deja atrás la nostalgia de las noches largas de verano y las terrazas abarrotadas hasta la madrugada. Es tiempo para dejar ir lo que ya no nos sirve, para soltar lo que pesa, y para recibir con los brazos abiertos lo que la vida tiene reservado para nosotros.
Septiembre nos enseña que el cambio es inevitable, pero también hermoso. Que cada fin es en realidad un nuevo comienzo, y que cada despedida lleva implícita la semilla de un reencuentro. Es un mes para renacer, para reinventarse, para redescubrir la belleza en lo simple y lo cotidiano.
Y así, año tras año, septiembre nos recuerda que, a pesar de todo, siempre hay espacio para empezar de nuevo. Que en el ciclo interminable de la vida, siempre hay un momento para crecer, para ser.
¡¡¡ Que septiembre sea vuestro gran mes !!!

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